Esta situación, que es tantico insólita, crea expectativas positivas.
Todos sabemos lo difícil que es entubar a un juez.
La aceptación por los tribunales de estas querellas contra uno, (¡De los suyos, madrecita!), ¡por prevaricación!; da pié a pensar que, a partir de ahora, los ciudadanitos tenemos posibilidades de denunciar con éxito a jueces prevaricadores.
Yerran mucho, los muy rateros.
Salud.
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