He subido esta reflexión, sin hacer mucho uso de la misma, en el blog de Shangay Lily.
Primero:
No divinizo a Dot. Ni lo demonizo. Con su vida y su dinero, que haga lo que quiera.
Pero queda claro que ha puesto una herramienta de acceso y divulgación
cultural extraordinaria a disposición del que quiera usarla.
Segundo: La industria no pierde nada en todo este lío. El que
intercambia en internet, no iría al cine, no compraría el disco, el
libro...Porque no tiene ni tiempo ni dinero. Ahora dispone de acceso a
algo que alguien le presta, cultura y libre información, que es un
derecho fundamental.
¿Alguien ha calculado cuánto pagan los pobres
para que los ricos o pudientes disfruten de arte, museos, arquitectura,
patrimonio.,... de los que ellos nunca disfrutarán?
Tercero. Esta
historia es la de siempre, la explotación de los más por los menos. Más
fácil si se embrutecen las mentes. Es una guerra contra el derecho
fundamental a la libertad. Algo así como, sólo serás libre si lo
compras. Habrá que seguir robando la libertad. ¡No la regalan, no!
Salud.