jueves, 2 de febrero de 2012

VOTANTES Y ABTENCIONISTAS. TONTOS TODOS.

Desde que se celebran unas elecciones hasta las siguientes, esto es siempre, muchos y muy bulleros de las distintas opciones califican a los demás de tontos, útiles e inútiles.
Los abstencionistas, hay que decirlo, lo hacen menos.
Si el PP ha ganado, pues ha ganado.
La postura abstencionista no lo considera mejor o peor que otra situación.
La utopía de la abstencion total la desarrolló muy bien  el difunto Saramago. 
Con toda razón, si cualquier resultado supone una catástrofe para los que participan en el proceso, deberían dejar de hacerlo. O sea, abstenerse en vez de criticar a los de esta opción abstencionista.. Yo participo de momento, ¡eh!
El problema es muy grave, pues nos hace pensar que, aun no participando, los que se abstienen creen más en el proceso que los que no. ¡Que bueno era Kafka!
Así es que, por favor, ¡menos hooligans de sus credos, cultos y partidos!
Este asunto es más serio que el flumbol. El derecho a participar en la elección de representantes para administrar la cosa de todos, aunque estos representantes resulten ser siempre los más badulaques, es muy serio y fundamental en un mundo que ha llegado a ser lo que es. Y el respeto de los resultados también.
La mera existencia del proceso determina que lo que ahora es puede dejar de serlo y ser algo diferente.
También y muy importante es la posibilidad de que nadie participe y nos organicemos de otra manera.
Lo tienen más crudo los no partícipes, porque suelen ser más inteligentes concienciados y formados y por lo tanto menos proselitistas.
Enfermedad, esta del proselitismo, de carácter muy severo y que nutre los nacionalismos, las religiones y cultos y todo tipo de fanatismos letalmente peligrosos.
No hay más moraleja. Que cada cual, si alguien lee esto, lo interprete como le dé la real gana.
Pero, ¡no me gusta, coño, que me consideren tonto y me lo digan! ¡Ni aunque tengan razón!